El mapa multicanal: cómo alinear tu estrategia de promoción con la segmentación de tu audiencia
- Giuseppe Cavallo
- 1 may
- 4 Min. de lectura
Uno de los errores más frecuentes entre los profesionales que buscan visibilidad es imitar lo que hacen los demás, creyendo que el éxito consiste en estar en todas partes: publicar a diario en LinkedIn, lanzar un pódcast, dar conferencias, escribir artículos, publicar libros. Creen que la visibilidad se logra por acumulación. No es así. Se logra por relevancia.
Una estrategia seria de promoción de marca personal no se basa en la cantidad, sino en un principio clave: llegar a las personas adecuadas, con el mensaje adecuado, a través del canal adecuado.
Esto exige un cambio de perspectiva. Hay que dejar de pensar en herramientas y empezar a pensar en audiencias. Tu marca no existe en el vacío; se forma en la percepción de segmentos específicos a los que quieres servir. Y cada segmento tiene sus propios códigos, formatos y espacios de atención. El reto no es estar en todos lados, sino estar donde importa.
Pero eso es solo una parte del asunto. También hay que comprender algo igual de importante: la misma persona interactúa con contenidos distintos de formas distintas, según el canal. Una persona directiva con una agenda muy apretada puede leer tu publicación en LinkedIn mientras espera un taxi, escuchar tu pódcast mientras corre por la mañana y leer tu newsletter mientras toma café un sábado por la mañana. Las expectativas, el estado de ánimo y el tipo de valor que busca no son los mismos en cada caso.
Un pódcast, por ejemplo, suele acompañar momentos largos en solitario: desplazamientos, entrenamientos, paseos. Es un formato que invita a explorar en profundidad, descubrir nuevas ideas o sumergirse en la visión de un experto. Rellena un tiempo que, de otro modo, quedaría intelectualmente vacío. Quien escucha no quiere ruido; busca claridad, sustancia, compañía. Por eso es ideal para posicionarse como referente de pensamiento, no con consignas, sino con ideas desarrolladas y una voz con intención.
LinkedIn, en cambio, es más rápido y transaccional. Es un canal de escaneo rápido. Las personas hacen scroll, hojean contenidos y deciden en segundos si algo merece su atención. Aquí no se trata de explicarlo todo, sino de generar interés, activar el reconocimiento o demostrar relevancia. Lo que importa no es la longitud, sino la precisión.
Y luego está la newsletter: un espacio más intencional. Cuando alguien se suscribe, te está dando permiso para entrar en su bandeja de entrada. Eso cambia el tipo de relación. No se trata de viralidad, sino de consistencia. Es el espacio para desarrollar tus ideas, compartir reflexiones de fondo y mantener vivo el vínculo con tu comunidad más comprometida.
¿Y qué significa todo esto para tu marca personal? Significa que no solo debes elegir tus canales según los segmentos de tu audiencia. También debes diseñar la experiencia que ofreces en cada canal, respetando la lógica de ese entorno y el estado mental de quien te escucha, te lee o te sigue.
En mi trabajo como asesor y en la metodología que enseño en Esade, propongo una herramienta para alinear tu promoción con tu segmentación estratégica y con las expectativas de cada canal. La llamo el mapa multicanal.
Para construirlo, empieza por identificar tus segmentos clave. Define qué necesitan de ti y qué valor quieres que perciban. Luego, para cada segmento, identifica qué canal es el más apropiado para:
ganar visibilidad
generar interés
construir confianza
mantener la relación
Algunos canales aparecerán más de una vez, otros serán secundarios. Lo importante es que tu mapa refleje tus prioridades y tu momento actual. Si estás empezando a definir tu audiencia, concéntrate en la atracción: generar contenidos valiosos y relevantes que hagan que las personas adecuadas se acerquen a ti. Y activa tu capacidad de influencia, asociándote con voces o instituciones reconocidas que puedan validar tu propuesta. Si ya tienes una base sólida y necesitas nuevos contactos, pasa a la prospección activa: acciones directas como contactar potenciales clientes, solicitar presentaciones o hacerte visible en entornos relevantes. Y si ya gozas de visibilidad, es hora de reforzar la confianza y la relación, cuidando el vínculo con quienes ya creen en ti.
Estos son algunos emparejamientos habituales:
Pares profesionales y clientes potenciales → Perfil y publicaciones en LinkedIn: nítidos, enfocados, que transmitan valor profesional.
Seguidores fieles y comunidad propia → Newsletter o Substack: reflexión más profunda, con regularidad, para nutrir la relación a largo plazo.
Personas en fase de descubrimiento → Pódcast: presencia reflexiva, tono humano, ideal para mostrar tu manera de pensar y conectar con autenticidad.
Aliados y amplificadores potenciales → Invitaciones y colaboraciones: entrevistas, conferencias, mesas redondas, donde tu marca se beneficia de la credibilidad de otros.
Leads y prospectos concretos → Prospección activa: emails, mensajes directos, invitaciones estratégicas elaboradas con relevancia y claridad.
La finalidad de este mapeo no es darte una receta fácil. Es ayudarte a pensar estratégicamente en cómo fluye la atención y cómo puede tu marca aprovecharla sin derrochar energía. En un contexto donde la atención está fragmentada, promover tu marca personal no se trata de hacer más, sino de hacer lo que está alineado.
Commenti