Cómo construir una narrativa que te ayude a mantenerte relevante en tiempos turbulentos

En el teatro ruidoso de la visibilidad profesional, las historias están por todas partes. Pero la mayoría solo buscan atención. Son reactivas, oportunistas y a menudo están desconectadas de una estrategia profunda. Si quieres que tu marca personal perdure, evolucione y tenga impacto, necesitas algo diferente. Necesitas una narrativa estratégica.

Una narrativa estratégica no es simplemente una historia. Es una arquitectura. Es la estructura deliberada y coherente que conecta lo que dices hoy con el lugar al que quieres que llegue tu marca mañana. Funciona como una brújula en un mundo que cambia rápidamente: se adapta al momento, pero nunca pierde el rumbo.

A diferencia del storytelling reactivo —que se pliega a las modas, los algoritmos o los caprichos momentáneos de la audiencia—, la narrativa estratégica equilibra dos funciones esenciales:

• Ancla tu mensaje a tu posicionamiento: la diferencia por la que quieres ser reconocido, el valor que aportas y el público al que sirves.

• Se adapta al presente: conecta con lo contemporáneo, lo urgente o lo emocionalmente relevante para tu audiencia en este momento.

Este doble papel permite que tu marca se mantenga viva y relevante sin perder coherencia. Es lo que distingue la señal del ruido. Y en un mundo hiper-VUCA, saber emitir señal —clara, consistente, significativa— es más importante que nunca.

Veámoslo con más detalle.

La narrativa estratégica como brújula de tu marca

Piensa en la narrativa estratégica como el relato que tu marca cuenta para posicionarse en el mundo. No es una historia aislada: es la arquitectura que sostiene muchas historias. Da dirección y coherencia a tu comunicación. Asegura que lo que cuentas hoy te acerque al futuro que quieres habitar.

Es lo contrario de improvisar. Pero no es rígida. Como un sistema vivo —piensa en la autopoiesis—, se regenera en coherencia con su identidad mientras se adapta al entorno. Es, de hecho, la inteligencia narrativa de tu marca.

Una buena narrativa estratégica responde a tres preguntas:

1. ¿Qué somos realmente? (la esencia, los valores, la misión de la marca)

2. ¿Qué queremos transformar en el mundo? (el cambio que queremos impulsar)

3. ¿Cómo hacemos que le importe a los demás? (la relevancia y el valor que aportamos a audiencias concretas)

El rol del centro: la coherencia narrativa nace de dentro

Como he escrito en otras ocasiones, tu marca personal necesita un centro de gravedad: una identidad clara hecha de valores, propósito y límites. La narrativa estratégica nace de ese centro. Expresa tu visión del mundo y te posiciona como una voz que otros pueden reconocer, recordar y en la que pueden confiar.

Sin centro, las historias se dispersan y tu marca pierde forma. Con centro, tu narrativa gana autoridad. Ya no es solo un reflejo del momento, sino una palanca para la transformación.

Narrativa estratégica y ejes narrativos

Si la narrativa estratégica es tu brújula, los ejes narrativos son los caminos que recorres para moverte por distintos territorios. Son subnarrativas: enfocadas, tácticas, emocionalmente ricas. Cada eje explora una faceta concreta de tu valor, tu identidad o tu propósito. Y cada uno se dirige a un segmento específico de tu audiencia.

Los ejes narrativos están diseñados para encontrarse con las personas en su propio terreno. Se expresan en formatos diversos, a través de canales diferentes. Pero todos cargan una parte de la narrativa estratégica. Nunca la contradicen.

Un ejemplo poderoso de esta arquitectura en acción es Richard Branson. Como fundador del Virgin Group y figura pública, Branson ha sabido usar su marca personal para añadir visibilidad, distinción y credibilidad a sus empresas. Su narrativa estratégica gira en torno a desafiar el statu quo con valentía, creatividad y un toque humano. Es un relato de rebeldía emprendedora que lo posiciona no solo como empresario, sino como un icono cultural.

Para dar vida a esta narrativa, Branson activa de forma consistente cuatro ejes narrativos:

• El empresario exitoso, que refuerza su credibilidad como emprendedor capaz de transformar industrias desde la música hasta la aviación o el turismo espacial.

• El gran conector, que aparece constantemente junto a figuras influyentes del mundo de los negocios, la política y la cultura, proyectando acceso, poder e influencia.

• El juglar, un showman provocador y juguetón que se disfraza y monta espectáculos para llamar la atención mediática y transformar la visibilidad en valor de marca.

• El aventurero, que se lanza a desafíos extremos —cruzar océanos en globo, participar en misiones espaciales— para encarnar el espíritu audaz y visionario de Virgin.

Cada uno de estos ejes conecta con un territorio emocional distinto: respeto, admiración, simpatía, inspiración. Pero todos sirven a la misma narrativa estratégica. Le permiten a Branson mantener la contemporaneidad en diferentes momentos y con diferentes públicos, sin perder coherencia.

Del storytelling a la estrategia narrativa

Para construir una narrativa poderosa y coherente, necesitas trabajar en capas:

• Narrativa estratégica: el relato unificador que expresa quién eres, qué representas y hacia dónde vas.

• Ejes narrativos: los ángulos específicos desde los que muestras tu valor en distintos contextos.

• Contenido: los materiales que publicas—posts, charlas, artículos—que habitan esos ejes y refuerzan la narrativa.

En la práctica, tu estrategia de contenidos debe organizarse por ejes narrativos. Así puedes diversificar tu mensaje sin perder unidad. Y puedes revisar si hay algún eje que estás descuidando o alguno que estás sobrecargando.

En tiempos de turbulencia, esta lógica se vuelve indispensable. Protege tu marca de dos riesgos graves:

• La dilución: decir demasiadas cosas en demasiadas direcciones sin consistencia.

• La obsolescencia: aferrarse a un mensaje estático que ya no conecta.

Una narrativa estratégica bien construida permite que tu marca evolucione sin perderse. Mantiene tu señal fuerte. Y te ayuda a navegar el caos con propósito.